martes, 17 de abril de 2012

UN VEINTIUNO DE MARZO...

José Manuel  (Señor Chintete)

Un veintiuno de marzo de mil ochocientos seis, allende en San Pablo Guelatao, Ixtlán, Oax. nació en una humilde choza, en la agreste serranía oaxaqueña, un niño de la etnia zapoteca, de raza pura indígena, en medio de la pobreza absoluta…un niño que a tierna edad quedó huérfano de sus progenitores y que al lado de un tío, conoció los rigores del hambre y el maltrato; este niño, que estaba destinado a ser el más grande e imperecedero de los mexicanos, quien con la ley en la mano defendió a su patria y le dio leyes justas y trascendentes es el inmortal Benito Juárez García, su niñez la vivió en su natal Guelatao donde habitualmente cuidaba un rebaño de ovejas y donde a la orilla de una hermosa laguna echaba a volar su imaginación en pos de aventuras…

Y un día, a la edad de doce años, emprende a pie un viaje a la capital del estado, la señorial Oaxaca, a través de tortuosos caminos y veredas.

Llega a Oaxaca un 18 de diciembre, día en que la población oaxaqueña venera a su patrona la Santísima Virgen de la Soledad alojándose provisionalmente en casa de la familia Maza donde a la sazón trabajaba su hermana Manuela, posteriormente trabaja en la casa de Pbro. Antonio Salanueva, ahí  aprende entre otras  cosas  el castellano,  el oficio de encuadernador y donde se nutre fuertemente de ideas progresistas para posteriormente  iniciar estudios formales.

Después de permanecer en el Seminario Pontificio de la Santa Cruz; el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, máximo centro educativo en la entidad, abrió sus puertas para recibir a Benito, ahí tras duras jornadas de preparación y discriminación por su origen humilde, Juárez fue un alumno brillante y finalmente egresó con el título de abogado. El resto de la historia ya es de todos conocida, diputado, gobernador de su estado, ministro de Justicia y Educación y la máxima investidura a que puede aspirar un ciudadano, presidente de la nación.

Durante su gobierno le tocó enfrentar graves problemas y la intervención de algunos países que deseaban aprovecharse de México y someterlo, pero gracias a Juárez y a su gabinete compuesto por hombres de la talla de Melchor Ocampo, Justo Benítez, Marcos Pérez, González Ortega, Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias, Miguel Negrete y otros la República triunfó.

Para nosotros, los oaxaqueños, la vida y  trayectoria de este ilustre paisano debe de servir de ejemplo e inspiración para guiar nuestras acciones diarias en la consecución de una patria mejor, donde todos tengamos las mismas oportunidades y donde podamos desarrollar plenamente nuestras capacidades. Juárez nos enseñó que “si se puede” si nuestros objetivos están claramente definidos y nos disciplinamos para hacer bien las cosas. Su apotegma debe ser el faro que conduzca nuestro diario vivir.

“ENTRE LOS INDIVIDUOS COMO ENTRE LAS NACIONES, EL RESPETO AL DERECHO AJENO ES LA PAZ”


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